En primer lugar, me disculpo. Me disculpo porque hoy voy a hablar poco o nada de Donald Trump o de Joe Biden. Hoy os pido que me dejéis compartir con vosotros la alegría de cumplir 34 años rodeado de gente a la que quiero y me quiere. Ya se puede decir que he vivido 34 veces el otoño, puesto que en un día otoñal cercano al invierno vine a este mundo creo que, básicamente, para contar de palabra y por escrito aquellas cosas que para mí son importantes.
Y prometo que eso haré: sentarme a escribir ante el ordenador un día y otro y otro. Aporrear las teclas hasta que se entumezcan mis dedos, hasta que los ojos me piquen o me escuezan. Leer, leer apuntes, periódicos, libros… Todos son pocos para cultivar mi mente, para aflorar lo mejor de mí luego a la hora de juntar una letra con otra y plasmar ideas. Leer y escribir, precisamente lo que nos diferencia a los seres humanos de cualquier otra especie.
He dicho que hoy no iba a hablar mucho de la política estadounidense pero, precisamente, ha caído en mis manos el recentísimo libro Joe Biden. Una nueva era, de Evan Osnos. Ha sido un regalo de unos buenos amigos y el libro tiene muy buena pinta. Tan solo me ha dado tiempo a mirar el prólogo, pero me quedo con una frase que el viejo Joe pronunció en la Convención Nacional Demócrata de 2008 y con ella termino: «El fracaso es inevitable en algún momento de la vida, pero darse por vencido es imperdonable».