Las 29 prohibiciones, maltratos y vejaciones que sufrirán las mujeres afganas

Las 29 prohibiciones, maltratos y vejaciones que sufrirán las mujeres afganas

La toma del poder por parte talibán en Afganistán va más allá de perder un territorio. La verdadera pérdida es la que sufrirán las mujeres afganas. Durante dos décadas, se ha ido consiguiendo la recuperación, lenta, de derechos para ellas que nunca se les debieron arrebatar.

Ahora se impone de nuevo la sharia (ley islámica) que les impedirá trabajar, salvo excepciones, estudiar o ir solas por las calle. Eso, por mencionar los más ‘visibles’ de los derechos que se arrebata a las mujeres en el régimen talibán.

La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA) ha publicado las 29 imposiciones que deberán cumplir las mujeres afganas y que recoge La Razón. Esto incluye, prohibiciones, maltratos y todo tipo de vejaciones. Violaciones, todo ello, de sus derechos y su integridad.

Esta asociación es una organización político-social que, explican, lucha “por la paz, la libertad, la democracia y los derechos de las mujeres en un Afganistán devastado por el fundamentalismo desde 1977”.

Así, las mujeres tienen prohibido trabajar fuera del hogar. Se exceptúan algunas profesiones, como médicos y enfermeras, entre otras razones para poder cumplir con otras prohibiciones.

El resto de oficios y profesiones quedan reservadas para los hombres. Tampoco pueden realizar actividades fuera del hogar sin el acompañamiento de un mahram. Esto es un familiar masculino cercano, como un padre, hermano o marido.

Asimismo, les está prohibido tratar con comerciantes masculinos ni ser atendidas por médicos varones. Tampoco pueden estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa.

Además, se ven obligadas a usar el burka, un velo largo que las debe cubrir de la cabeza a los pies. Tal debe ser el cumplimiento de esta norma que se podrá azotar, golpear e insultar a aquellas que no vayan vestidas de este modo. También, si no las acompaña un mahram.

Azotes a las mujeres afganas por no llevar cubiertos los tobillos

Igualmente, se aplicará el castigo de azotes si no llevan los tobillos cubiertos.

La vejación y tortura va más allá si se las acusa de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. En este caso, los amantes son lapidados con piedras.

Por si todas estas espantosas prohibiciones, maltratos y vejaciones a las mujeres afganas no fueran suficientes, rayan el absurdo otras increíbles. Son los casos de la prohibición de usar cosméticos o llevar las uñas pintadas (en algunos casos se les ha cortado los dedos).

Tampoco pueden estrechar la mano de un hombre o hablar con él si no es mahram, ni reír a carajadas o usar zapatos de tacón. La sharia señala que ningún extraño debería escuchar la voz o los pasos de una mujer.

Por otro lado, las mujeres afganas no podrán viajar en taxi si no las acompaña un mahram. Tampoco pueden ir en bicicleta o en moto, ni siquiera con un familiar cercano.

A tal punto se restringe la vida pública de las mujeres que no se permite la presencia de ellas en radio, televisión o reuniones públicas. Se les impiden practicar deportes o entrar en centros o clubes deportivos.

El absurdo llega a tal extremo que ni tan siquiera pueden salgan a balcones o se las pueda ver a través de ventanas. Para ello, se obliga a pintarlas. Lavar la ropa en ríos o en lugares públicos queda completamente prohibido.

No se pueden reunir ni para festividades como los Elds o, simplemente, con fines recreativos.

Además, se les prohíbe utilizar ropa de colores brillantes. Según los talibán, son “colores sexualmente atractivos”.

La palabra ‘mujeres’ desaparece

El extremismo fundamentalista islámico llega a suprimir todos los topónimos que incluyan la palabra ‘mujeres’. Un ejemplo es “jardín de mujeres”, que pasa a denominarse “jardín de primavera”.

Asimismo, los sastres masculinos no podrán tomar medidas a las mujeres o coser ropa femenina.

Por otro lado, se segrega a las mujeres afganas para ir en autobús, debido a la prohibición de que ellas puedan viajar junto a hombres. A partir de ahora habrá autobuses públicos “solo para mujeres” o “solo para hombres”.

A su vez, desaparecen los baños públicos femeninos.

En este crisol de prohibiciones también figura que las mujeres no pueden vestir pantalones acampanados, ni tan siquiera debajo del burka. Se prohíbe, igualmente, fotografiar o grabas en imágenes a mujeres, igual que quedan vetadas fotografías impresas de ellas en periódicos, libros o carteles.

Este es el infierno que espera a las mujeres afganas ante la pasividad de las sociedades supuestamente avanzadas, especialmente de Occidente.

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