2 de mayo en funciones: “de aquellos polvos, estos lodos”

Por Mercedes Sánchez-Cuesta Valdivia.
Érase una vez un reino (Madrid) donde ocurrió algo extraño, algo que nunca se había conocido antes: el tamayazo (cosa extraña). El 10 de junio de 2003, después de la espantada de dos diputados del PSOE, llegaron las consecuencias: tras una serie de artimañas aparece en Madrid como por arte de magia el gobierno del PP.
Fue cuando llegó la princesa Aguirre y, en segundas elecciones, consiguió mayoría absoluta. Pero, ¡oh!, qué desdicha, tras una serie de conflictos, desconfianzas y desfalcos, de los que ella nunca supo nada, faltaría más, tuvo que abdicar (dimitir).
Nombraron entonces príncipe del reino, a su querido Ignacio González, en 2012. Y tras una serie de avatares y peripecias, de dudosa legalidad, corrió la misma suerte que su antecesora (dimitir). Actualmente vive perplejo en las mazmorras del castillo.
He aquí, que llega la princesita Cristina Cifuentes, en pro de regenerar el partido y como adalid de la transparencia y la lucha contra la corrupción, tan instalada en este hermoso Reino de Madrid.
Pero  de nuevo llega la desdicha. Tras una reprimenda del gobierno mayor por mentir en los estudios (máster) y por un dudoso comportamiento cuando ¿iba de compras? Sí, se le olvido pagar y se guardó la mismísima compra sin darse cuenta (Olay). Quería estar guapa para el baile de palacio, pero los súbditos se cabrearon mucho. Así que ya sabéis cómo acabó la princesita Cifuentes, así que, también tuvo que abdicar (dimitir).
Pero en este cuento ¿es que no hay hada madrina que haga cumplir los sueños y tenga un final feliz?
Lamento comunicaros que las hadas no existen. Por eso así llegamos al día del 2 de mayo de 2018, donde tenemos el reino hecho unos zorros, sin nadie a la cabeza que lo dirija y con un lastre de podredumbre política que lleva instalada ya demasiado tiempo.
Por eso , es necesario desbancar del reino de Madrid a esta dinastía que durante tantos años ha abandonado a su pueblo, dejándolo en la más absoluta de sus miserias, mirando siempre del lado de los poderosos y olvidando que están ahí precisamente porque ellos son los que eligen, y por tanto tienen derecho a exigir. Que quienes les representan cubran sus necesidades en vivienda, educación, sanidad, servicios públicos, justicia, pensiones, igualdad, empleo…. o sea, poder vivir de manera digna, sin limosnas, sin tener que dar las gracias por algo que les corresponde por derecho, porque sino ellos, el pueblo, con su deber de votar, cuando lo ejerzan, precisamente ocurrirá eso, que quitarán de los cargos a aquellos/as que no cumplan con sus expectativas.
Están hartos de tantas mentiras, corruptelas, robos…. Como si hubiera dinero para todo, menos para lo realmente importante.
El Reino de Madrid esta convulsionado, descabezado y los ciudadanos hartos, demostrándolo con sus marchas por las pensiones,  por la justicia, por el empleo digno, por la igualdad y por tantas cosas más.
En fin, que el cuento de momento acaba mal y tenemos que estar pendientes y seguir luchando, para que el próximo 2 de Mayo sí podamos celebrar esta fiesta con optimismo. Y podamos decir aquello de “Madrid al Cielo” porque de verdad se haya logrado hacer desaparecer el tufillo a cloaca que nos invade estos días.
Tras muchos años de gobierno del PP en la Comunidad de Madrid, es hora de que todo cambie y hagamos una lectura interna de por qué pasó lo que pasó.
Y termino como empecé: “de aquellos polvos, estos lodos”.