“007”, por Gonzalo González Carrascal.

Gonzalo González Carrascal.

Gonzalo González Carrascal · @Gonzalo_Glezcar.
Ejercicio jamás sencillo. Comprender aquello que acaece para llegar a saber actuar en consecuencia. Delimitar, acotar la red de causas que componen la fenomenología de lo concreto, desplegandoel más depurado rigor analítico, sin el cual sólo se asiste a un mero vagar de formas inconexas. Coreografía pornográfica de lo evidente.

La tupida red determinativayaceemboscada, enmadejada porlos volubles intereses humanos que la componen. Esquiva, su mudada apariencia sólo muestra su ser allúcido ojo empeñado en negarse al extravío ante el juego de figuras desplegado.Tras su fachada se encierra la motivación de cuanto se explicita. La razón oculta tras todolo ilusorio.

Enfrentarse a la realidad de un modo carente,sin instrumento alguno de conocimientocierto quepermita asirla,sólo encamina a una existencia de padecimiento. Permanente servidumbre lograda a pulso por la despreocupada negligencia que supone operar en la ignorancia ante cuanto se sucede en el tiempo.Condenándose a ser asaltado por cuanto pasa.

Habitar la cálida rutina no debe hacerle a uno ignorar la gélida incertidumbre que recorre nuestra precaria existencia. Individual y colectiva. Difuso velo de lo ignoto sólo susceptible de ser rasgado a partir del preciso análisis de los riesgos que ésta entraña. Adquiriéndose así la noción de su presencia.

Ya que, pensar una sociedad fundamentada en la defensa de la libertad de sus miembros, implica necesariamente, la consolidación de una clara consciencia pública acerca de la relevancia y apremiante necesidad de dotarse de los instrumentos precisos para su adecuada guía y salvaguarda en un mundo tejido por intereses,e interacciones de alcance global, cada vez más difusos.

La institucionalización de tales instrumentos -nuestros servicios de inteligencia- requiere no sólo de la conveniente delimitación legal que garantice suapropiado ordenamiento, control y funcionalidad orgánica en una sociedad democrática, sino también del respaldo de una estructura económica, productiva y formativa capaz de alumbrar cuantos recursos requiera la defensa de sus intereses y soberanía.

Pues no hay soberanía nacional susceptible de ser defendida si el país no muestra ladeterminación por dotarse de modo autónomo de la tecnológica y del saber hacer que ésta precisa. Esto es, la clara apuesta por hacer del conocimiento y de la capacitación el centro mismo de laeconomía yde la seguridad del estado. Sabiendo que, al margen de ésta, sólo hay cabida para una sociedad irrelevante, carente y subsidiaria de los intereses ajenos de potencias y corporaciones. Incapaz de atender sus intereses, ni de garantizar de modo efectivo la libertad de sus ciudadanos.

Sin embargo, el espectro de la persistencia cortoplacista, y políticamente interesada, en ahondar en un modelo económico intensivo en mano de obra de baja calificación,ahormado por un sistema de instrucción pública paulatinamente desfundamentado de contenidos, arroja la sombra de una perenne dependencia en términos de generación de conocimiento, que nos arrastra inermes ante la tumultuosa realidad de nuestro tiempo. El de un tiempo que puedellegar a sernos ajeno. En un mundo que nos traiga y lleve, ignorantes de su propósito y destino. Por el que nuestras vidas se vean agitadas, cuando no revueltas.

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