A casa, de penalti, nunca mejor dicho

A casa, de penalti, nunca mejor dicho

La tanda final acabó con España en octavos.
Las mejor versión de la selección española siguió sin verse, y España a casa. Se esperaban complicaciones frente a la anfitriona, que deslumbró en su primer partido goleando, pero que después arrojó demasiadas sombras en su juego. Hoy La Roja vestía de rojo en el hostil estadio Luzhniki de Moscú.
Asensio estrenaba titularidad y dio muestras de porqué se la ha merecido. Koke en el centro del campo como apoyo vital a Busquets en el cierre de la media. Y Nacho por la banda derecha asegurando la defensa y prestando apoyo en el ataque. Y es precisamente a él a quién entran en falta y provoca el primer, y único, tanto del combinado español. Un preciso centro del mallorquín al área pequeña y en el rechace, cayendo por el empuje de Ignashevich, Ramos, aunque no él, envía, al filo del minuto 11, el balón al fondo de la portería rusa. Fue autogol, pero, de no haberlo sido, el central madridista habría podido rematar sin dificultad.
A partir de ahí, monólogo de posesión, se llegó a alcanzar el 80%, que convirtió la primera parte en una sucesión constante de pases, larguísimas posiciones, e interminable dominio de los jugadores españoles. Mientras, los rusos esperaban la posibilidad de un contraataque. Por lo demás, falta de emoción e incluso exceso de aburrimiento en una primera parte que pedía el gol de la tranquilidad.
Pedíamos emoción y la emoción llegó. Al filo del minuto 40, a la salida de un corner, mano de Piqué. Intencionada o no, era mano y penalti. El delantero Dzyuva no perdona y De Gea, en esta ocasión, no pudo hacer nada. Empate. El combinado español apretó y en el tiempo de prolongación, dos minutos, Diego Costa, por fin, gozó de su primera ocasión, que no llegó a buen puerto, pero avisaba de lo que podría ser la segunda parte.
Aunque no fue. Más de lo mismo, largas posesiones y los rusos metidos atrás, a la espera de un contraataque y España con falta de mordiente sin encontrar huecos y sin verticalidad. Llegan los cambios. En el minuto 63 se produce el primer cambio de España frente a los tres hechos ya por Rusia. Silva por Iniesta. Nacho, lesionado, por Carvajal. Y en el 80, Iago Aspas por Costa. Se gana algo más de velocidad y de fuerza, pero a la prórroga. El guion había sido el mismo.
Por primera vez se jugaba una prórroga en este Mundial y por primera vez un cuarto cambio en un partido oficial. Cuarto cambio que ambos conjuntos aprovecharon. Entra Rodrigo y el equipo se revoluciona, gana en intensidad y en tres ocasiones pudo marcar el combinado español. Los rusos siguieron jugando a lo suyo; no querían el balón en sus pies. Y a pesar de que tuvieron ocasiones prácticamente dibujaron el mismo esquema que en los 90 minutos anteriores. Y por fin, la lotería. Le paran el penalti a Koke; Iago Aspas falla. De nada sirve lamentarse y decir que el resultado fue injusto. España no jugó bien y no supo encontrar el hueco suficiente para merecer una victoria incontestable ante un rival mediocre y perezoso. A un Mundial se va a ganar o mejor no se va. Otra favorita a casa.

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